La cantera está situada entre los montes de Vitoria e Iturrieta, su arena silícea es una de las mejores de España por su ausencia de contaminantes y su gran calidad y pureza.

Aplicaciones

Entre sus múltiples aplicaciones, cabe destacar que, de esta explotación, sale el 51,38% de la arena de fundición para el sector de la metalurgia que se usa en España y el 39,86% de la que se utiliza para vidrio plano y vidrio especial (para coches). Este mineral silíceo también se utiliza en el drenaje de los campos de fútbol de España desde el Camp Nou hasta San Mamés, pasando por Mendizorroza.

Empleo

La cantera proporciona trabajo a 200 personas de manera directa (aparte del empleo indirecto correspondiente a empresas auxiliares) en una de las zonas más depauperadas y despobladas del territorio.

Medio Ambiente

El proceso productivo es laborioso, ya que la arena mezclada con agua se conduce por unas canaletas hasta la planta de tratamiento donde se seca y se distribuye según su tamaño. Como comenta D. Bernardo Catón, responsable del plan de restauración, «el humo que se ve no es polución, es vapor de agua del secadero». Además de tener un circuito cerrado de agua, permitiendo su reutilización tras una depuración mecánica (la pureza de las arenas de Laminoria hace que su explotación haga innecesaria su depuración con productos químicos), y una filtración de los lodos, se estudia para su posible implantación el uso de la biomasa para la energía de las dos plantas, un exponente más del interés ambiental asumido por la empresa. Las buenas prácticas ambientales se reflejan en los avistamientos de cormoranes, garzas, azulones, fochas, porrones comunes o cualquier ave en la media docena de balsas de regulación y decantación de las aguas en su camino hacia el río Musitu, que han creado nuevos humedales. Además,  corzos y jabalíes se refugian en los caminos y laderas,  ya que son conocedores de la ausencia cazadores en el entorno de la mina.

Durante 50 años de explotación, se han alterado 245 ha, pero actualmente son unas 91 las que se encuentran en alguna fase de explotación, mientras que el 62% de la superficie está en alguna fase de restauración. A pesar de que la obligación legal comienza en 1982, la empresa decidió intervenir en los frentes históricos. Frente a los que denigran la minería y el uso industrial de los recursos naturales, D. Bernardo Catón plantea que «todos los avances sociales nacen de ella. Mirémonos a nuestra indumentaria, nuestros bienes, nuestras acciones diarias. Detrás de todo, haciéndolo posible, se halla la minería», dice. Ahora está en la labor de dignificar esa actividad en los aspectos ambientales. El proceso de restauración es largo, pero en las zonas más antiguas, como una vieja balsa de agua, la naturaleza ya ha vuelto a ganar la partida y ha recuperado todo el esplendor del bosque de hayas y quejigos.

Desde un punto de vista ambiental, su no explotación, obligaría a importar arenas de otros países, provocando un incremento del transporte y su correspondiente contaminación por gases de efecto invernadero.

Reciclado: Suelos tecnológicos

Laminoria (Sainsa) es la única empresa europea que recicla arenas de fundición y una de las pocas del mundo que investiga suelos tecnológicos.

La cantera no es sólo la mayor mina a cielo abierto del País Vasco, también es un laboratorio avanzado en la obtención de suelos tecnológicos logrados con la mezcla artificial de distintos tipos de materiales. El experimento se denomina ‘Agrobento’ (de agricultura y bentonita) y se lleva a cabo desde 2011. El objetivo general es la puesta en valor de esa bentonita reciclada mediante su fusión con otros ingredientes procedentes de la actividad humana, en particular con tierras derivadas de la planta de residuos de construcción y demolición del Ayuntamiento de Vitoria, y con los lodos provenientes de la estación depuradora de Crispijana. La combinación adecuada de estos elementos permite la rehabilitación de áreas alteradas de las zonas ya explotadas de la cantera. «La necesidad de suelo vegetal es fundamental en la restauración. La minería altera por completo la capa superficial y es necesario traer tierra de otros lugares. Y esto encarece y dificulta la regeneración de los espacios», explica Bernardo Catón, impulsor de la investigación. La presencia del corzo en las parcelas viene a ratificar que las plantas nacidas en ese suelo y los árboles se encuentran en buen estado de salud. La existencia de lombrices también de que el invento porque la tierra respira restauración del duro paisaje pasa por distintas tiene un proceso estudiado.

Fuente: Francisco Góngora. El Correo